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“La digitalización no debe excluir a nadie”: Las personas mayores se sienten abandonadas
Cada vez más aspectos de la vida cotidiana se gestionan exclusivamente de forma digital, desde la banca en línea y las citas médicas hasta los billetes de transporte local e interurbano. La AWO Darmstadt advierte ahora de las consecuencias de esta evolución y exige el derecho fundamental a la participación analógica para que nadie quede excluido de la vida social.
Cuando la vida cotidiana sin Internet es prácticamente imposible
Ya sea para billetes de tren, transferencias de dinero o contactos con las autoridades, las soluciones digitales se consideran eficientes y rentables. Sin embargo, para muchas personas mayores o sin acceso a la tecnología digital, la vida cotidiana se está volviendo cada vez más complicada. «Hay un grupo grande que, en teoría, tiene un teléfono inteligente, pero no puede usarlo. Nosotros nos encargamos de estas personas», explica la AWO.
En el Centro Heiner Lehr de Kopernikusplatz, gestiona un centro de apoyo con una consulta digital donde las personas mayores reciben apoyo en el uso de teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras. El objetivo es reducir la ansiedad y promover la participación digital.
Demanda de un derecho fundamental
«Necesitamos garantizar que siempre exista una alternativa no digital», enfatiza la AWO. El abogado y exdelegado de protección de datos Thilo Weichert apoya esta demanda: «Es necesario un derecho fundamental a la participación analógica para prevenir la discriminación. La opción «solo digital» puede excluir a quienes no pueden permitirse la tecnología o que no pueden participar digitalmente por motivos de edad o salud».
Weichert propone debatir socialmente el tema y, a largo plazo, incluirlo en el catálogo de derechos fundamentales: "Solo así se puede garantizar que los derechos fundamentales existentes se apliquen también en el espacio digital".
Digitalización y alternativas analógicas en equilibrio
La AWO enfatiza que la digitalización debe avanzar, pero sin dejar atrás a las personas. Las alternativas analógicas son indispensables, no solo para los grupos marginados, sino también en caso de fallos técnicos. «La digitalización no debe excluir a nadie. Una compensación justa implica que el progreso y la participación van de la mano», concluye.
(DARMSTADT – ROJO/AWO)